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¿Cuánta agua debe tomar un niño?

La hidratación es un pilar fundamental para el crecimiento y desarrollo saludable de los niños. El agua no solo mantiene el cuerpo funcionando correctamente, sino que también es esencial para la digestión, la regulación de la temperatura, la función cognitiva y la salud general.
Sin embargo, muchas familias se preguntan: ¿cuánta agua debe tomar un niño? ¿Y cuándo es seguro ofrecer agua a un bebé? En Somos El Agua vamos a responder a estas dudas y te vamos a dar recomendaciones actualizadas y prácticas para cada etapa de la infancia.
¿Cuándo puede un bebé empezar a beber agua?
Durante los primeros seis meses de vida, los bebés obtienen toda el agua que necesitan a través de la leche materna o de fórmula. La leche proporciona hidratación, nutrientes esenciales y anticuerpos que ayudan a proteger al bebé de enfermedades. Introducir agua antes de esta edad puede interferir con la absorción de nutrientes y afectar el desarrollo renal.
A partir de los seis meses, cuando los bebés comienzan a introducir alimentos sólidos, se puede ofrecer agua en pequeñas cantidades. Es importante recordar que el agua no reemplaza la leche como fuente principal de nutrición. Una forma práctica de ofrecerla es durante las comidas, usando un vaso pequeño o un vasito de entrenamiento. En esta etapa, los bebés aprenden también a familiarizarse con la sensación de beber agua, eso facilita hábitos saludables a largo plazo y también evita una posible deshidratación.
Requerimientos de agua según la edad
Las necesidades de agua de los niños varían considerablemente según la edad, el sexo, la actividad física y el clima. A continuación, se detalla una guía práctica basada en recomendaciones de pediatras y organizaciones de salud.
De 1 a 3 años
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Cantidad diaria recomendada: 1.000 a 1.300 ml
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Equivalente: 4 a 5 vasos de agua
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Consideraciones: A esta edad, los niños ya consumen alimentos sólidos, pero la leche sigue siendo una fuente importante de hidratación. La introducción de agua ayuda a acostumbrarlos a tomar líquidos de manera independiente.
Ejemplo de consumo diario:
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Desayuno: 150 ml (1 vaso pequeño)
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Media mañana: 100 ml (agua o fruta con alto contenido de agua)
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Almuerzo: 150 ml
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Merienda: 100 ml
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Cena: 150 ml
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Entre comidas: pequeñas cantidades según sed
De 4 a 8 años
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Cantidad diaria recomendada: 1.200 a 1.600 ml
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Equivalente: 5 a 6 vasos de agua
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Consideraciones: Los niños en esta etapa son más activos y pueden necesitar más líquidos, especialmente si realizan deportes o juegan al aire libre. También pueden empezar a comprender la importancia de la hidratación y participar en el proceso de servirse agua.
Tips prácticos:
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Usar botellas reutilizables con sus personajes favoritos.
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Incluir frutas jugosas y verduras en sus comidas (sandía, melón, pepino).
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Recordarles beber antes, durante y después de la actividad física.
De 9 a 13 años
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Cantidad diaria recomendada:
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Niños: 2.100 ml (aproximadamente 8 vasos)
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Niñas: 1.900 ml (aproximadamente 7 vasos)
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Consideraciones: Esta etapa incluye un aumento en la actividad física y un crecimiento acelerado. Es crucial fomentar la ingesta regular de agua para mantener un rendimiento óptimo en la escuela y en actividades deportivas.
Estrategias útiles:
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Enseñar a leer señales de sed.
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Preparar botellas con agua fresca listas para llevar al colegio.
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Integrar agua en meriendas y refrigerios.
De 14 a 18 años
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Cantidad diaria recomendada:
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Adolescentes varones: 2.600 ml (aprox. 11 vasos)
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Adolescentes mujeres: 2.400 ml (aprox. 10 vasos)
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Consideraciones: Durante la adolescencia, los cambios hormonales y el desarrollo físico incrementan las necesidades de líquidos. Los jóvenes activos en deportes, danza u otras actividades requieren atención adicional para evitar la deshidratación.
Consejos para adolescentes
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Fomentar la responsabilidad: animarlos a llevar su propia botella de agua.
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Limitar las bebidas azucaradas que puedan reemplazar el agua.
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Integrar hábitos de hidratación en la rutina diaria (desayuno, almuerzo, merienda, cena y actividades deportivas).
Factores que afectan la necesidad de agua
No existe una única cantidad de agua que funcione para todos los niños. Entre los factores que influyen se encuentran:
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Nivel de actividad física: Niños muy activos o que practican deportes requieren más líquidos. La sudoración aumenta la pérdida de agua y electrolitos, lo que hace fundamental la hidratación constante.
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Clima y temperatura ambiental: En climas calurosos, húmedos o cálidos como en la primavera, los niños pierden agua más rápidamente a través de la transpiración, incrementando la necesidad de líquidos.
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Estado de salud: Fiebre, vómitos o diarreas aumentan la pérdida de líquidos. En estos casos, es importante ofrecer agua y soluciones de rehidratación según indicación médica.
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Alimentación: Alimentos ricos en agua (frutas, verduras, sopas) complementan la ingesta líquida y ayudan a mantener el equilibrio hídrico.
Señales de deshidratación en niños
Detectar la deshidratación a tiempo es vital para prevenir complicaciones. Algunos síntomas de la deshidratación en niños frecuentes incluyen:
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Boca seca o pegajosa
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Orina oscura o escasa
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Fatiga o letargo
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Irritabilidad y cambios de humor
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Problemas de concentración
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Ojos hundidos
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Alternativas digestivas
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Mareos o dolor de cabeza
Qué hacer: Si se presentan estos signos, ofrecé líquidos de forma gradual y consultá al pediatra. En casos de vómitos persistentes, fiebre alta o diarrea severa, es crucial buscar atención médica inmediata.
Estrategias para fomentar la hidratación en niños
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Ofrecer agua de manera regular: No esperar a que el niño tenga sed. La sed es una señal tardía de deshidratación.
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Hacerla divertida: Botellas coloridas o personajes favoritos aumentan la motivación para beber.
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Integrar líquidos en la rutina diaria: Durante comidas y meriendas.
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Incluir alimentos hidratantes: Frutas como sandía, melón y naranjas
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Dar el ejemplo: Los niños imitan los hábitos de sus padres y cuidadores.
La importancia del agua en el desarrollo cognitivo y físico
El agua no solo ayuda a mantener la temperatura corporal y la digestión, sino que también es clave para el rendimiento cognitivo y físico de los niños. Estudios demostraron que una adecuada hidratación mejora la concentración, la memoria y el estado de ánimo.
Incluso pequeñas deficiencias de líquidos pueden afectar el aprendizaje y la atención, sobre todo en la escuela. Por eso, incorporar hábitos de hidratación desde la infancia contribuye a un desarrollo integral y a un mejor desempeño en la vida diaria.
Agua vs. bebidas azucaradas
Aunque los jugos y bebidas azucaradas pueden ser atractivos para los niños, no reemplazan el agua como fuente de hidratación. Estas bebidas aportan calorías vacías y pueden favorecer problemas de sobrepeso o caries. En cambio, el agua pura hidrata sin aportar azúcares ni aditivos, y es la mejor opción para acompañar comidas, meriendas y momentos de juego o actividad física.verduras como pepino y tomate.
Lectura recomendada: Conocé cuál es la ingesta promedio de azúcares en Argentina
Cualquier duda, consultá con tu médico
Recordá que cada niño es diferente y estas recomendaciones son guías generales. Ante dudas sobre la cantidad de agua adecuada o síntomas de deshidratación, lo más recomendable es consultar a un pediatra.
En Somos El Agua sabemos que resolver las dudas sobre cuánta agua debe tomar un niño es fundamental para su bienestar. Escuchar las recomendaciones médicas y fomentar hábitos de hidratación saludable son claves para acompañar su crecimiento. Elegí nuestros productos de agua segura, confiable y equilibrada para tus hijos.

Sobre el autor: LIc. Melina Ayude
* Nombre completo: Melina Ayude
* Carrera: Lic. en Comunicación Audiovisual
* Universidad de egreso: Universidad Nacional de San Martín (UNSAM)
* Perfil de LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/melina-ayude-bb125791/