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Dieta para el Hígado Graso: Lo que Necesitas Comer (y Evitar)
La enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA) es actualmente una de las principales causas de la enfermedad hepática crónica. En este artículo de Somos El Agua te contamos en qué consiste la dieta, parte integrante del tratamiento.
¿Qué es el hígado graso?
La enfermedad hepática esteatosis, asociada a la disfunción metabólica (MASLD), antes conocida como hígado graso es una de las principales causas de la enfermedad hepática crónica y representa un problema preocupante de salud pública, ya que crece de la mano de la obesidad. Según estimaciones de estudios realizados, la prevalencia a nivel mundial está en aumento, y ronda el 25-30% de la población mundial.1
Además, se define como la enfermedad hepática esteatósica (SLD) en presencia de uno o más factores de riesgo cardio metabólicos y la ausencia de consumo nocivo de alcohol.
La MASLD presenta diversas presentaciones clínicas, patologías que van desde la esteatosis simple (entidad relativamente benigna) hasta la esteatohepatitis no alcohólica, considerada más agresiva con riesgo de fibrosis hepática progresiva, cirrosis y hepatocarcinoma.
Hígado graso: Síntomas
Gran parte de las personas con hígado graso no presentan sintomatología al momento del diagnóstico, el cual resulta un hallazgo al momento de la consulta médica.
Fisiopatología del hígado graso
En cuanto a la fisiopatología, resulta compleja ya que responde a la interacción de múltiples factores: genéticos, epigenéticos y ambientales.
La diabetes mellitus tipo 2 y la obesidad (particularmente la obesidad abdominal) son los principales factores asociados a la MASLD, siendo ambas enfermedades metabólicas las que tienen mayor impacto en la historia natural de la enfermedad incluida la progresión a fibrosis avanzada, cirrosis y carcinoma hepatocelular.2
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¿En qué consiste el tratamiento dietético para el hígado graso?
Existen medidas no farmacológicas recomendadas para prevenir el desarrollo y las complicaciones de la MASLD relacionadas al estilo de vida ya que está estudiado que, una dieta poco saludable y una vida poco activa aumenta el riesgo de desarrollarla.
Las Guías de práctica clínica de la EASL-EASD-EASO sobre el tratamiento de la MASLD recomiendan, con un grado de consenso fuerte, la instauración de medidas no farmacológicas para prevenir el desarrollo de hígado graso no alcohólico y sus complicaciones.
En relación a esto, los estudios prospectivos observacionales sobre los que se apoyan las guías, muestran una asociación inversa del desarrollo de MASLD con la dieta mediterránea o patrones dietéticos saludables similares, y una asociación directa con patrones poco sanos. Además, la mejora de la calidad de la dieta se ha asociado con un menor riesgo de nueva aparición de MASLD.
Con respecto a la calidad de la dieta, es bien conocido que, la alta disponibilidad de alimentos y bebidas (como gaseosas) ultraprocesados, de bajo costo y con alto contenido de azúcar, y su comercialización, se han identificado como factores importantes en la promoción de la obesidad y las enfermedades asociadas, incluida la MASLD.
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Por lo tanto, las recomendaciones dietéticas para personas con hígado graso según las Guías de práctica clínica de la EASL-EASD-EASO sobre el tratamiento de la MASLD son las siguientes:
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Pérdida de peso: Se recomienda una pérdida de peso sostenida mayor o igual al 5% para reducir la grasa hepática, 7-10% para mejorar la inflamación hepática y mayor o igual al 10% para mejorar la fibrosis.
Para lograr dichos objetivos, existen diferentes enfoques dietéticos como por ejemplo: la dieta hipocalórica, dieta mediterránea, dieta cetogénica y el ayuno intermitente.
La dieta mediterránea sería beneficiosa para lograr reducir los lípidos en el hígado y mejorar la salud cardio metabólica.
En un metaanálisis de estudios observacionales y ensayos clínicos, se ha demostrado repetidamente que la dieta mediterránea proporciona beneficios para la salud hepática y cardiovascular, incluso sin pérdida de peso. Es decir, la dieta mediterránea se caracteriza por una alta ingesta de omega 9 y omega 3 (presentes en el aceite de oliva, frutos secos, semillas y pescados grasos), fibra dietética, vitaminas y minerales (presentes en verduras, frutas, legumbres y cereales integrales).
Además, se caracteriza por ser reducida en azúcares y carbohidratos refinados, grasas saturadas, alimentos ultraprocesados, carne roja y derivados procesados, todos relacionados con el riesgo de MASLD en estudios observacionales.
En cuanto a la dieta cetogénica, no hay evidencia sobre su eficacia y/o seguridad en individuos con MASLD, dado los posibles efectos secundarios cardiovasculares y renales.
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Por su parte, el ayuno intermitente tampoco tiene demasiada evidencia que avale los beneficios de su implementación en personas con MASLD.
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Calidad de la dieta: Más allá de la importancia de restringir energía, es necesario tener en cuenta la calidad de la dieta. La fructosa, presente en las bebidas azucaradas tiene un efecto dañino sobre la salud hepática. Los estudios existentes demuestran que el consumo de fructosa produce un aumento del tejido adiposo visceral, hipertrigliceridemia y resistencia a la insulina.
Es por este motivo que, es clave elegir agua potable como bebida de hidratación ya que nos asegura el aporte de líquidos necesario para nuestro organismo. En IVESS sabemos que estar bien hidratados es igual de importante que elegir una buena alimentación, ¡te invitamos a conocer nuestros productos!
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Consumo de café (con o sin cafeína): Presentaría un efecto protector de desarrollar MASLD.
En un metaanálisis de varios tipos de estudios observacionales, el riesgo de MASLD y fibrosis fue menor entre los que bebieron café en comparación con los que no lo hicieron. La ingesta de 3 o más tazas de café por día se relacionó con un riesgo reducido de MASLD. No obstante, dado que los estudios observacionales son propensos a factores de confusión, y los ensayos clínicos que investigan los efectos hepáticos del consumo de café son escasos o no concluyentes, aún no se pueden extraer conclusiones firmes.
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Actividad física: Se recomienda realizar ejercicio físico para reducir la esteatosis, preferiblemente con una duración mayor a los 150 minutos/ semana de actividad física moderada o 75 minutos por semana de actividad física vigorosa. La misma debe estar adaptada a las preferencias y capacidades del individuo.
Por todo lo expuesto en el presente artículo, queda en evidencia que, los cambios en el estilo de vida (alimentación y actividad física) constituyen los pilares del tratamiento no farmacológico en personas con MASLD. Al día de hoy, las nuevas guías de actuación, recientemente publicadas, refuerzan la necesidad de implementar cambios, principalmente aquellos dirigidos a disminuir el peso y mejorar la calidad de la dieta no solo en personas con sobrepeso y obesidad sino también en individuos con peso normal.
Para lograr los beneficios del tratamiento nutricional es clave realizar una exhaustiva anamnesis nutricional que permite conocer la historia alimentaria del individuo con MASLD, así como también tener en cuenta la viabilidad del tratamiento a lo largo del tiempo. Es clave alcanzar la adherencia a largo plazo, la cual se puede mejorar si se consideran las preferencias individuales, características clínicas, culturales y económicas. Por esta razón, en IVESS promovemos una vida saludable, desde lo que comemos y bebemos, ¡conocé nuestros productos!
Sobre el autor: Lic. Yanina Stea
Lic. en Nutrición, MN 7967. Especializada en Nutrición digesto-absortiva, deportiva y Plant Based Diet (Universidad de Buenos Aires. Ex residente y jefa de Residentes del Hospital General de Agudos José María Ramos Mejía). Nutricionista de Planta Permanente del G.C.B.A, Hospital General de Agudos José María Ramos Mejía. Bs As, Argentina.